Las perdices son aves de carne magra que es fácil de desprender, ya que se encuentra principalmente en la piel y debajo de ella.
Pertenece al orden de las gallináceas y a la familia de las faisánidas.
Podemos distinguir cuatro especies de perdices con las patas rojas:
Perdiz roja (Alectoris rufa)
Perdiz griega (Alectoris graeca)
Perdiz chukar (Alectoris chukar)
Perdiz moruna (Alectoris barbara)
Propiedades
Aporta alrededor de 100 calorías cada 100 gramos, dos gramos de grasa y 22 gramos de proteínas, las cuales son consideradas de alto valor biológico, ya que incluyen aminoácidos esenciales.
Tiene una importante presencia de minerales, como el potasio (175-200 mg/100 g), el magnesio (30 mg/100 g), el fósforo (170 mg/100 g) y el selenio (16 ug/100 g), que refuerza la protección contra enfermedades cardiovasculares, a la vez que estimula el sistema inmunológico. Es una excelente fuente de hierro (alrededor de 4 a 7 mg/100 g) y es de elevada biodisponibilidad. También aporta vitaminas hidrosolubles del grupo B, como la tiamina (0,13 mg/100 g), la riboflavina (0,17 mg/100 g), la niacina y B6 (0,67/100 g), que favorece la formación de glóbulos rojos.
La carne de perdiz es muy sabrosa y posee excelentes propiedades nutricionales para contribuir a la salud del organismo. A la hora de cocinarla para su ingesta, es bueno saber que es versátil y que se adapta a diferentes preparaciones culinarias como guisos y estofados, en cazuelas con múltiples verduras, asadas al horno, rellenas o en el clásico de la cocina en el tradicional, el escabeche.
Alimentación
La perdiz es un ave omnívora. A la semana de vida su dieta está compuesta por un 66% de invertebrados y un 33% de semillas y flores. A las dos semanas su alimentación se invierte e ingiere un 66% de semillas y flores y un 33% de invertebrados.
A las tres semanas, cuando se pueden considerara adultos siguen consumiendo un porcentaje mayoritario de vegetales (97%) que se reparte entre semillas, frutos, hojas, raíces y flores, el resto lo aportan los insectos y los líquenes. Es pues evidente que la alimentación de las perdices está muy condicionada por la disponibilidad de alimento que, a su vez depende en gran medida de la climatología y de las condiciones de partida del hábitat allí existente.
Reproducción
A partir de Enero los machos perdiz empiezan su periodo de celo. La época de cría se desarrolla desde finales de abril a mayo. El macho prepara varios nidos en depresiones someras con poco tapizado de la vegetación próxima. La hembra elige uno, anida en el suelo y pone entre 9 y 18 huevos subelípticos, lisos y brillantes, de color blanco amarillento y a menudo dispersamente manchados. Pone los huevos a intervalos aproximados de 36 horas y los incuba en veintitrés días y medio.
La hembra de perdiz puede hacer dos puestas en nidos diferentes, en cuyo caso una puesta es incubada por la hembra y la otra por el macho. Los polluelos que eclosionan con un peso aproximado de veinte gramos, son nidífugos y consecuentemente abandonan el nido con rapidez, aunque los perdigones permanecen unidos hasta el siguiente periodo de cría.
¡La perdiz es deliciosa pero no apta para todos los paladares! ¿Quién está conmigo?